
En la cantidad de azucar siempre estuvimos de acuerdo,
la disidencia apareció con la clara de huevo batida.
Cada una lo hizo a su manera,
y luego los compartimos a medidas iguales.
El limón de pica se nos subió a la cabeza,
y nos hizo dormir; soñar y hablar a la vez;
mientras tejíamos.
Siempre tejiendo.
Pasaron las horas y ya no podíamos pensar,
quisimos al viejo hombre de los andes,
a amapolas caminantes y a curiches y pancoras.
Desechamos herramientas y dialectos,
desechamos modismos y algunos pétalos
y finalmente nos hemos decidido.
Damos la bienvenida al mundo después de las ideas a
ASIENTO DE LA SUEGRA
para el deleite de todas y cada uno de nosotros
Pase adelante, ¡Siéntese!